Ser feliz es imposible. Estar feliz, ocurre. Sentirse feliz, depende…

La felicidad es una cosa relativa. Desde muchas circunstancias. Por eso, que le hagan a uno un
test para valorar su felicidad es impropio.

SER feliz o ESTAR feliz. ¡Vaya diferencia!

-«¡Quiero ser feliz!»

-«¡Soy tan feliz!»

-«¡Me haces tan feliz!»

-«¡Nunca había sido tan feliz!»

-«¡Este es el momento más feliz de mi vida!»

-«¡Hazme feliz…!»

Ser feliz es imposible. Estar feliz es posible. Sentirse feliz es ya otra cosa…

Hay personas que tienden a sentirse felices; y otras infelices.

Y no depende de algo concreto. Ni de vivir disfrutando de todos los regalos de la vida o de carecer de ellos.

Los estudios sobre la felicidad están de moda. Coca-Cola ha realizado uno de gran calado y lo tiene colgado en su página web. Lo ha dirigido Eduard Punset.

Punset, precisamente, define de una manera casi poética la felicidad como «la ausencia de miedo».

A mí me parece una magnífica síntesis, aunque algunas personas inteligentes digan que es una simplificación… Probablemente lo sea pero esa definición tan escueta tiene enorme vigor. Como a veces sucede con un eslogan, que logra concretar los valores esenciales de una marca o de un producto.

El miedo tiene una permanente presencia en nuestra experiencia de vivir.

Miedo a la enfermedad, miedo al futuro, miedo a perder el trabajo, miedo a la incertidumbre, miedo a la muerte de un hijo, miedo a… Aquí cada uno podría poner una lista interminable de los MIEDOS de la vida.

Quien logre ausentarse de esos miedos, dejarlos escondidos en un cajón del alma, apagar su voz, mirar hacia otro lado, no PRE-OCUPARSE por las cosas que no se pueden dominar… tiene, con toda seguridad, más oportunidades de SENTIRSE feliz durante más tiempo.

¿Se puede aprender a sentirse feliz?

Probablemente -siguiendo con la definición de Punset- SÍ.

¿Cómo? Aprendiendo a superar «los miedos» porque detrás de ellos se esconde aquello que nos impide enfrentarnos a las mierdas que siempre nos tocan en el reparto de la vida.

Cada día deberíamos tomar una dosis de «a mi qué me importa», para impedir que nos afecten esas cosas que atenazan nuestra sensación de paz, equilibrio, serenidad… y felicidad, por darle ese nombre.

Un amigo, muy golfo y pendejo, me explicaba, en sus buenos tiempos, cuál era, según él «la ecuación de la felicidad».

Decía: «Máxima libertad + mínima responsabilidad = felicidad».

A él no le salió mal durante un tiempo, pero el resultado de la suma final no fue “felicidad” sino «soledad»…

Las matemáticas de la vida, ya se ve, son tan inexactas y relativas como el concepto mismo de la Felicidad que, por otra parte, es lo más aspiracional que tenemos los seres humanos.

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4 comentarios

  1. Juanjo,
    Excelente tema en un mundo donde el miedo inmoviliza a las personas.
    Siempre he afrontado la vida ,como dice la canción «color esperanza»,sabiendo que más vale intentar hacer las cosas y disfrutar del día a día,que quedarte quieto,paralizado por el miedo.
    Hay algo,que me sorprende a medida que maduro,y que me ocurre más cada día .Disfruto de cada pequeño acontecimiento de la vida ,de las flores que me encuentro al pasear ,del cielo ,de los arboles,me admiro de todo lo que está a nuestro alrededor,y que muchas veces ,ni apreciamos ,ni valoramos .Puedo ver a cada persona que pasa por mi vida,como un regalo que tengo y que me enriquece.No se si esto significará que me estoy haciendo mayor,pero me gusta,porqué me hace ser feliz,a pesar de los momentos duros que como cualquier ser humano,he tenido que pasar.
    Hace dos meses que perdí a mi madre,y sin dejar de sentir el dolor tan fuerte que esto te causa ,me invade una gratitud enorme por haber recibido tanto ,y haber tenido un ejemplo tan grande de lo que es una persona fuerte que supo morir en una gran paz ante un gran sufrimiento.
    Se,que este tema no es agradable para el mundo,pero es la vida ,y aun habiendo pasado por ello,puedo decir que soy feliz,porqué he recibido tanto que esa gratitud me da una inmensa fuerza .
    Ser feliz,es una actitud ante la vida ,es no tener miedo ,porqué saber que nada puede quitarte la paz.
    Todos los días,te encuentras con personas que son infelices,y lo tienen todo.Un gran trabajo,una familía,que no han sufrido apenas en la vida ,y no saben vivir.Y así,pasan los días ,sin darse cuenta que cada mañana que tenemos es un gran regalo de Dios.
    No me canso de decir a mis hijos,que la vida ,es un don maravilloso ,y como tal ,hay que vivirlo.Sin temer nada ,bueno si,solo temiendo una cosa,no ser coherente con tus valores .
    La felicidad,algo buscado por el hombre en sitios donde no está,pues llevamos este gran tesoro,dentro de nosotros mismos.
    Marián.

  2. Gracias Marta y Borja por vuestros inteligentes comentarios. ¡Vaya temita para darle cuerda!. Como dices, Borja, ese “estado de tranquilidad” es muy parecido a la ausencia de miedo…. En realidad en la vida, efectivamente, podemos sentirnos «moderadamente felices» con puntas de máximas y de mínimas. Y Marta tiene razón cuando dice que el sentimiento de felicidad es algo que hay que ir alcanzando enfrentándose con uno mismo. Y evolucionando. O sea, es también una cuestión de entrenamiento y de salir lo antes posible de los inevitables pensamientos negros que a veces nos invaden la mente.

  3. Juanjo, estoy muy de acuerdo con la definición de Punset, aunque no me gusta mucho su formulación en negativo «la ausencia de miedo», porque implica la experiencia previa del miedo, para poder reconocer la felicidad como la «no presencia» de éste.

    Pero no digo que no tenga razón, pues pasa lo mismo con la enfermedad o la justicia,… sólo se es consciente de ellas (y se valoran) cuando, previamente, se ha experimentado la enfermedad o la injusticia.

    No obstante, prefiero la formulación positiva y para mí la felicidad tiene que ver mucho con la «tranquilidad» (que, obviamente, tiene que ver con la ausencia de miedo); en el sentido de la «tranquilitas» romana o paz espirutual.

    Y también estoy de acuerdo contigo en que la felicidad no es un estado permanente; por eso «sólo» aspiro a un estado de «razonable» felicidad (tono medio-alto de tranquilidad), con algunas «puntas» de máxima felicidad y algún que otro inevitable mal momento, que lo va a haber seguro.

    😉

  4. un tema más de reflexión que invita a hablar tranquilamente sobre el mismo.

    empiezas negando la posibilidad de SER feliz. No estoy de acuerdo. deberíamos partir de la definición de felicidad a partir de la cual niegas su existencia. Yo desde hace muchos años me he ‘casado’ con la definición que hizo Erich Fromm en uno de sus libros, que aunque no te lo cito literalmente (mi memoria ya está bastante cascada) dice algo así como: ser feliz es tener la capacidad de amar y de razonar y de tener la capacidad de afrontar la realidad de manera objetiva y sin necesidad de deformarla.

    Creo que hoy en día se habla muy ‘alegremente’ de felicidad, y me doy cuenta que en el contexto que se habla, en realidad quieren decir ‘placer’. concepto totalmente erroneo desde mi punto de vista.

    creo que enlazas muy bien el tema ‘miedo’ como uno de los factores de la ‘no-felicidad’: el miedo de la pérdida es para mí una de las enfermedades más peligrosas de nuestra época y viene creado por la obsesión de TENER (salud, amor, trabajo, estabilidad, poder..)en lugar de la orientación profunda al SER.
    La Felicidad es un camino, es una evolución que se va perfeccionando a medida que tienes mas capacidad de enfrentarte contigo mismo, de amarte y respetarte y aprender a crecer y de ver la vida como una constante evolución y desarrollo.
    terminas con frases puras de la filosofía estoica (esa dosis de ‘a mi que me importa’) que durante muchos años fueron los reyes del mambo en cuanto a ‘saber’ como se puede ser feliz. un a de mis notas favoritas de Epicteto (uno de los estoicos): «Cuando algo acontece, lo único que está en tu mano es la actitud que tomas al respecto; tanto puedes aceptarlo como tomarlo a mal.
    lo dicho una vez mas: encantada de conversar de este tema.

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