Oriente es “femenino”. Occidente, “masculino”.

Impactado por el cataclismo de Japón y por la actitud de los japoneses ante la calamidad, vuelvo hoy al pensamiento de Eduardo Adsuara (Ver post http://bit.ly/ec3iJR).

¿Por qué son así?

Explicaba Adsuara que entre Oriente y Occidente hay profundas raíces culturales que hacen nuestros comportamientos muy diferentes.

Carmen Rigalt en su artículo de El Mundo (domingo, 20 de marzo – “Los últimos días de Pompeya”), dibuja un emocionado retrato del alma japonesa:

“Japón llora hacia dentro.

 Estos días nos hemos hipnotizado viendo cómo algunos ciudadanos interpretaban escenas místicas apostados a orillas de la catástrofe. Para ellos, llorar era una forma de rezar.

Los japoneses lo hacen en silencio, con los ojos secos y el alma abierta como un nenúfar. Son gente contraída, educada para el pudor, gente que habla del respeto a los mayores y sonríe con boca quieta.

La lección que estos días nos ha negado el progreso la hemos recibido de esos hombrecillos que ahora inclinan la cabeza ante el paisaje de la catástrofe.

Es muy difícil descifrar las claves del alma japonesa sin aplicar términos como disciplina, resignación, autocontrol.

El mismo pueblo que inmolaba a sus soldados (kamikazes) en la II Guerra Mundial, hoy ofrece al mundo estampas de santos laicos que viven su dolor en éxtasis.

Aquí, junto al Mediterráneo, las lágrimas han sido siempre un espectáculo público.”

Decía Adsuara: «Oriente y Occidente son dos maneras de entender la existencia. Como personas y como pueblos. Son dos formas de vivir, de comprender y de actuar».

“Así como el hombre usa su inteligencia de forma “visual” (a través de la razón) y la mujer de forma «auditiva» (a través de la intuición) de la misma manera Oriente es «femenino», es madre, es alma, es afectiva y profunda y Occidente, por el contrario, es «masculino», es padre, espíritu razonador, es mental y lógico.”

Las civilizaciones a lo largo de la historia han sido también “femeninas” o “masculinas”. Por ejemplo, el pueblo judío fue un pueblo «alma», místico, íntimo, femenino y el pueblo griego fue un pueblo «razón», lógico, mental, social, masculino. Por eso el drama de la existencia humana es un «enfrentamiento» permanente entre esas dos formas de afirmarse.

Es como en tantas parejas en las que hombre y mujer conviven pero sin comprenderse o aceptarse del todo…

La lección que nos dan estos días los japoneses es difícil de aprender en Occidente porque es difícil dejar de ser lo que somos. Podemos admirarles, pero no copiar su “modo de ser” y su “modo de estar” en la vida. Y ellos lo mismo, aunque en Japón o Corea se practiquen operaciones de estética para conseguir rasgos más occidentales…

Si algún día, improbable, se produjera un «Mestizaje» Global entre Oriente y Occidente, ¿sería este Planeta más convivible?

¡Qué pregunta!

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Los hombres son «visuales» y las mujeres «auditivas»…

Poniendo en orden libros y papeles en esta tarde de domingo, me encuentro con unas notas tomadas en alguna charla con mi amigo Eduardo Adsuara.

Eduardo falleció hace ya unos años, pero su pensamiento sigue inspirándome en muchos momentos.

Su hijo Borja, por el que siento un especial cariño, ha heredado de su padre, aunque sea abogado, esa sutileza que da la filosofía para observar la vida.

Eduardo era psiquiatra pero fue más «pensador». Trabajó con los doctores Marañón, y Laín Entralgo y fue discípulo del filósofo Javier Zubiri.

Para desarrollar su tesis doctoral sobre Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina y autor del libro «La incógnita del hombre», Adsuara recibió una Beca del gobierno francés y pasó más de un año en Argentina trabajando con la viuda de Carrel.

Lamentablemente Adsuara nunca publicó un libro pero pronunció innumerables conferencias en latinoamérica.

De esas notas que hoy he encontrado voy a extraer aquí algunas ideas interesantes, creo yo.

Por ejemplo, Adsuara decía que la inteligencia es el «modo humano» de comprender la realidad y que hay dos formas de usar la inteligencia: la «VISUAL», que parte de la evidencia de lo que se ve y se toca, y la «AUDITIVA» que surge de la «eaudiencia», que es lo que no se ve pero que se siente desde dentro y está más cerca del sentido del oído que del de la vista.

Usar la inteligencia de forma «evidente» da lugar al pensamiento científico matemático, al mundo de la técnica y de la razón.

Usar la inteligencia de forma «eaudiente» da lugar al pensamiento mágico-poético y al mundo del arte, entre otras cosas.

Decía Eduardo Adsuara:

«A veces para decir que hemos comprendido algo empleamos indistintamente dos términos que parece que significan lo mismo, pero que expresan dos cosas muy distintas: Decir «lo sé» o «lo conozco» no es lo mismo porque SABER y CONOCER son dos maneras muy diferentes de comprender y usar la inteligencia.»

«Saber es DAR RAZÓN de las cosas. Conocer es dar la INTUICIÓN de las cosas…»

El hombre utiliza más la razón y se guía más por lo que ve.

La mujer sin embargo utiliza más el conocimiento, la percepción, la intuición…

Según eso, el hombre sabe más que conoce y la mujer conoce más que sabe…

¡Por eso los hombre somos «visuales» y las mujeres «auditivas»!

Hoy no voy a ir más allá. Ya continuaremos en una próxima ocasión con las interesantes notas que he encontrado sobre el pensamiento de Eduardo Adsuara.

Terminaré diciendo que lo masculino y lo femenino son para Adsuara dos conceptos definitivos para entender no sólo el comportamiento humano sino la Historia y nuestra evolución a través de las Civilizaciones…

¡¡Apasionante!!

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