¿Con quién peleará Google su poder en el mundo digital…?

Dos años después del descubrimiento de América, los Reyes Católicos y Juan II de Portugal se repartieron el mundo por el Tratado de Tordesillas (1494).

Trazaron una raya sobre un mapa desde el Polo Norte al Polo Sur y de esa manera tan decisiva se repartieron la navegación por el Atlántico y la conquista de lo que constituiría el «Nuevo Mundo».

Sin más: todo lo que estaba a la derecha de la raya, el hemisferio oriental, le correspondía a Portugal. A la izquierda de la raya, el hemisferio occidental, para Castilla. Y así se construyeron dos imperios.

Ya nada tiene que ver con aquel «reparto»: Los españoles perdimos el imperio y los portugueses también. Y surgieron otros poderes que hoy manejan el mundo.  Y otros vendrán…

Sin embargo, algo importante queda para los españoles: implantamos nuestro idioma en latitudes que hoy todavía lo conservan. Muchos millones de personas lo tiene como idioma nativo y su extensión como idioma hablado sigue creciendo lo que le asigna un poder global innegable por la influencia creciente de los países castellanoparlantes.

Según el Instituto Cervantes, 577 millones de personas hablan español, lo que representa un 7´6% de la población mundial. Este %, según las previsiones, bajará al 6´6% en el próximo siglo, por el descenso de la población en Latinoamérica frente al crecimiento demográfica de África.

Actualmente, el español es la tercera lengua más utilizada en Internet, después del inglés y del chino. Y, según coinciden algunos informes, también la tercera lengua más hablada; aunque al Hindi, uno de los idiomas oficiales de la India, le atribuyen un mayor número de hablantes: 500 millones como primera lengua y 120 millones como segunda lengua.

Por cierto, y como curiosidad, muchas palabras que utilizamos en nuestro idioma proceden del Hindi: gurú, karma, yoga, avatar, jungla, bungalow…

¿Cuál es actualmente el poder de los idiomas más hablados en el mundo?

El inglés puede considerarse el más poderoso: 1.500 millones de personas lo hablan alrededor del mundo, según recogen informes relevantes. Constituye el idioma en el que más personas pueden comunicarse y, además, es el idioma universal para los negocios. ¡Sin embargo solo 375 millones son nativos en ese idioma!

El chino es el segundo idioma más hablado: 1.100 millones lo hablan y 982 millones son hablantes nativos. Su extensión alrededor del planeta, no alcanza ni mucho menos lo que supone el inglés. La dificultad de aprendizaje del chino restringe su uso, aunque la tecnología puede prestar en el futuro grandes ayudas, ahora inesperadas, como lo hizo CCC, hace ya 80 años, aportando los discos fonográficos para el aprendizaje de idiomas.

Dicho esto, no quisiera entrar en el debate de qué otros idiomas ocupan el ranking y cuáles son los criterios de su valoración ya que los puntos de vista que existen en estos temas son muy discrepantes.

A lo que quería llegar, después de estas reflexiones previas, es que aquel reparto del Mundo realizado por españoles y portugueses en el Tratado de Tordesillas, hace 526 años, ha cambiado radicalmente.

Sin remontarnos al Imperio Romano, decisivo para nuestra cultura, probablemente el Imperio Británico fue, además del más extenso de la Historia, el que ha producido y dejado más influencia comercial, tecnológica, idiomática… ¡pese a que solo duró 100 años: el llamado Siglo Imperial!

Pensemos ahora, por un momento, en el nuevo «Idioma digital». ¿Quién lidera en este momento ese nuevo idioma que ejerce tanto poder en nuestro Mundo? Me atrevo a sostener que GOOGLE que cubre el 99% de la población que tiene acceso a Internet, el canal universal de comunicación.

Aunque el « idioma humano» que utiliza Google, por extensión, es el inglés, su traductor lo hace ¡en más de otras 100 lenguas!

La pregunta es: ¿Quién le hace o le hará sombra a Google?

Eric Schmidt, siendo el presidente ejecutivo de Google, manifestó: «Mucha gente piensa que nuestra principal competencia es Bing o Yahoo pero nuestro principal competidor, de búsquedas, es Amazon»

¿Qué representa y representará Amazon en el mundo digital? ¿Y Facebook? ¿Y las redes sociales? ¿Y aquello en lo que la tecnología está evolucionando? ¿Y la computación cuántica, en la que Google afirmó, en octubre de 2019, que había alcanzado la «Supremacía cuántica» con la discrepancia de IBM su gran competidor en este campo…?

El «Imperio Google», por su penetración global, es hoy el mayor referente digital según una opinión personal probablemente muy debatida…  ¡Pero ahí lo dejo…! Queda abierta y bienvenida la reflexión a cuantas opiniones se tercien.

En «La verbena de la Paloma», una zarzuela estrenada en 1894, don Hilarión y don Sebastián comentaban: «Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…»

¡Pues ahí es nada la que nos espera!

¡Siempre adelante!

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¿Intrusismo? ¡Sálvese el que pueda!

La economía digital lleva ya tiempo cambiando nuestras vidas, la de la sociedad, la de las empresas y casi todo lo que nos rodea.

El mundo de los oficios y de las profesiones también está sufriendo y va a sufrir su propio proceso de alteración inevitable.

La globalidad y la tecnología lo van a arrasar todo. De hecho ya lo están haciendo y no hay manera de pararlo.

Como la piratería en Internet y la propiedad intelectual, o el polémico «derecho al olvido» sentenciado por La Corte de Luxemburgo que planteará si es más relevante la protección de datos personales y la privacidad o la libertad de información… (Leer artículo de El País/ Leer artículo de El Mundo)

Todo se escapa como el agua entre los dedos.  Hasta lo que parecería, o podría ser, fraudulento no lo es. Por ejemplo, que Amazon se domicilie en Irlanda, que es país de la Unión Europea, y que pueda vender donde quiera pagando menos impuestos, con precios y descuentos que, sin ir más lejos, El Corte Inglés en España no puede aplicar.

 

¿Llega el sálvese quien pueda en un mundo sin cerraduras…?

¿Podremos protegernos de los intrusos en nuestro negocio, nuestra actividad, nuestros oficios? Pregúntaselo a los de la música, la comunicación, los libros, la educación, el comercio electrónico…o la industria textil, la electrónica, la tecnología o cualquier cosa en la que pienses.

¿Quiénes serán los intrusos? ¿Por dónde aparecerán?

Serán personas, instituciones, compañías o robots… que harán lo mismo que tú, o mejor, pero sin tener que pasar por una “autorización” administrativa local proteccionista y recaudatoria que, además, no garantiza ni calidad ni eficiencia.

¡Es que no me lo puedo imaginar en este siglo XXI que va corriendo en Alta Velocidad y en el que la tecnología iluminará además tantas zonas que todavía permanecen oscuras en nuestro planeta!

¿Un título de magisterio garantiza que ese maestro es un profesional inspirador y despertador de mentes juveniles? No.

Pese a grandes profesores que todos conocemos, un «titulado oficial” puede ser generador, en este caso, de fracaso escolar…

Y por muchos diplomas que cuelguen en su consulta, no pondría mi salud en manos de algunos médicos, ni mis asuntos legales en las de malos abogados, ni la dirección de mis negocios en las de poco expertos pero floridos Masters…

 

Un título oficial firmado por su Majestad el Rey no siempre avala una capacidad.

A veces, cubre a incapaces y pésimos profesionales.

La realidad de la vida que nos viene, hace pensar que el “viejo sistema” se quedará atrás y se transformará en algo que los tiempos digitales y globales nos hacen difícil pronosticar.

Ahora que la informática está en la nube, Google en todo lo que se mueve y que se acabó la privacidad con las redes sociales, video vigilancia, Obama y etcétera, lo que llamamos “intrusismo», no ha hecho más que empezar…

Y espérate a la próxima revolución en puertas que Bill Gates anuncia para el 2016: la de los robots. No está mal para ir preparando nuestra mente ver las películas “Un amigo para Frank” http://bit.ly/1gdizfy o “Her” http://bit.ly/1gdj1dI

 

¿Qué será del mundo de las profesiones, los oficios y demás menesteres de nuestras prácticas vitales?

Con ese coche sin conductor que tiene ya casi a punto Google, se me ocurre pensar en los taxistas…

El asombroso cocinero/empresario Martín Berasategui, controla vía Skype desde su tres estrellas Michelin de Lasarte (Gipuzkoa) a sus otras múltiples estrellas repartidas por el mundo.

Pronto, quizás, podrá recibir con un algoritmo o vete a saber qué espectrógrafo de masas orgánico, el sabor y textura de una receta que él ha creado y un auxiliar de cocina prepara en su restaurante de Singapur…

Y no pasará mucho tiempo para que los alumnos de una escuela de Badajoz reciban clases por holograma de un profe desde Atlanta.

Tampoco hará falta ser médico titulado en España para abrir una consulta on line en Australia y por medio de una aplicación de móvil, atender a pacientes en Madrid sin que nadie lo impida.

La tecnología lo está permitiendo. Como al fundador de Khan Academy dar clases a millones de alumnos en todo el mundo y a CCC en 86 países, sin ir más lejos.

En el Museo de la Volvo Ocean Race de Alicante, de donde saldrá el 4 de octubre la próxima vuelta al mundo a vela, se pueden ver fotos y vídeos de intervenciones médicas practicadas por tripulantes no especialistas.

Con el material médico que llevan a bordo y las orientaciones de cirujanos vía satélite, resuelven urgencias que hace bien poco era impensable tratar por alguien que no fuera médico.

Si Amazon está pensando en utilizar «drones» para entregar sus pedidos ¿qué les espera a los transportes y mensajerías urgentes?

 

Google estará donde le apetezca y podría manejar el mundo desde una nave espacial.

Y pagar impuestos (¿donde?) si le apetece…

El proteccionismo, la súper regulación, el poner coto y norma a todo, es la defensa de un sistema que está cambiando ante nuestros ojos.

Capitalismo, socialismo, paternalismo, dogmatismo… suenan a viejo y como tantos otros ismos han caducado. Aguantan porque, como en los yogures, la fecha de caducidad real no es la que pone en el envase.

En un planeta con más de 7.000 millones de habitantes, está todo por reinventar.

Da vértigo ver los macro edificios que se siguen construyendo para alojar miríadas de funcionarios reguladores y controladores de lo que ya es difícil regular y controlar.

El CV a la vieja usanza será como una foto de un pasado que contará lo que has hecho… Y la pregunta ¿qué has estudiado? habrá que sustituirla por ¿qué estás estudiando? Y por otra que es cada vez más difícil de contestar: ¿y tú para qué sirves?

José Luis Sampedro decía que nos han educado para ser súbditos y sumisos. Y para el pensamiento único. Política, religión y economía están desfasadas, afirmaba, y que un banco manda más que un presidente de gobierno…

Merece la pena ver el vídeo de la entrevista que le hizo Jordi Évole y admirarse de la claridad mental que tenía a sus cerca de cien años: http://bit.ly/1n00VdX

 

Por cierto ¿se podrá regular un negocio montado en un satélite…?

¿O en un barco situado en aguas internacionales, como lo hizo algún casino? ¿De quién es el mar abierto y sus profundidades? ¿De quién es el espacio sideral? ¿Se querrá apoderar de ello cualquier Putin como si fuera Crimea…?

Juan Martínez Barea, embajador en España de la Singularity University, habló en el Google Think Performance de Madrid el pasado 7 de Mayo, de que «vivimos tiempos exponenciales».

Exponencial es la Ley de Moore, que dice que los ordenadores cada, aproximadamente 18 meses, son el doble de rápidos.

 

En 2045 un ordenador tendrá la capacidad de un cerebro humano.

Entretanto, dice Martínez Barea, están sucediendo ya cosas asombrosas: como que en 5 años todos tendremos un análisis de nuestro código genético que nos dirá nuestra tendencia a sufrir algunas enfermedades.

O que se implantará el ADN de unos peces que producen luz  en esos árboles que iluminarán nuestras calles. Y que los drones llevarán medicinas a lugares remotos y que la impresión 3D más la biología sintética permite ya “imprimir” carne comestible…

Y esa palabra de moda, sostenible, ¿qué significado tendrá?

Yo, la verdad, no sé nada pero tengo mis sospechas.

La vida de mis nietos será apasionante. ¡Me gustaría tanto verles por algún agujerito…!

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¡Difícil internacionalizarse sin Skype, Hangout, Dropbox, Google Drive, Wetransfer, etc…!

Todos estos privilegios que nos regala la tecnología y la economía digital son ya herramientas indispensables para la internacionalización de las empresas.Cada día lo vivo en los proyectos en los que estoy implicado, por lo que supone establecer cercanía con las personas y por la velocidad en la toma de decisiones.

¿Qué sería de nosotros sin esos contactos diarios «vis a vis» con Latinoamérica, EEUU, Francia, Holanda, Irlanda…?

Skype o los Hangouts en Google+, según los casos, aportan, soluciones para avanzar deprisa, sin el coste de las llamadas telefónicas, los tiempos perdidos, las aclaraciones, los desplazamientos a veces ineficaces…

¡Es magnífico que con un clic viajes al otro lado del planeta como si estuvieras allí!
No importan los husos horarios. Siempre hay un momento de coincidencia.

A veces de madrugada para unos o por la noche tarde para otros. ¡Always on!Aquellos tiempos de las cartas, las llamadas telefónicas impagables, los viajes carísimos, el cansancio, la lentitud en las reacciones… RIP. Requiescat In Pace. Descanse en Paz. Amén

No sé si vuestra experiencia coincide con la mía pero, sin esos instrumentos que nos brinda, ¡casi gratis!, la tecnología digital, todo sería casi imposible, o mucho más lento, impredecible y costoso.

En un tris tras se aclaran dudas, se resuelven problemas, se encuentran soluciones…
Y mientras hablas y te ves, los documentos vuelan y se comparten por Dropbox, Wetransfer…

Las conversaciones resultan fluidas, las decisiones se aceleran, los acuerdos se cierran mirándose y oyéndose, como si la distancia no existiera.Si a un lado y otro hay personas y equipos ilusionados, empujadores y vinculados, el mundo se hace pequeño y accesible.

El trabajo no te lo ahorras. Al contrario. Tienes que estar alerta muchas más horas porque cuando allí son las 4 de la tarde, aquí son las 10 de la noche… ¡Pero qué importa! ¡El mundo a nuestro alcance!

No es que te evites el tener que viajar de vez en cuando en los dos sentidos porque «el vivo y el directo» es imprescindible. Pero es otra cosa.

¡Gracias Skype, Hangout,  Google Drive, Wetransfer, Dropbox, Facetime, WhatsApp… y, porqué no, también el email… ¡Y todo lo que venga!

Cualquier tiempo pasado fue peor.

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