Contra soberbia, humildad

El texto de este “post” fue el prólogo que escribí hace ¡quince años! para el libro “NUNCA OLVIDES ESTO…Los mejores consejos de grandes directivos españoles”

El libro fue editado por “ESIC Editorial” con motivo del “Premio al DIRECTIVO PLUS del año 2006”

¿Por qué traigo hoy a colación este texto?

Por una frase, y lo que sigue, contenida en ese prólogo que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue en plena actualidad”

“En este libro echo en falta más mujeres directivas. Mujeres que deberían estar…
Reivindico su presencia porque cada día, su fuerza, su valor y su Influencia son más evidentes…” Etc. Etc…

Por eso, como veréis, hablo de la Mujer, con mayúsculas, en aquel prólogo que sigue de actualidad.

Contra Soberbia, humildad

«¿De dónde sale este personaje?»

«Pero… ¿qué se ha creído?»

«Y ese ¿de qué va?»

Ésta es la estela que dejan al salir los arrogantes, los soberbios, los engreídos. Entran sin saludar, exigen con desdén, miran con displicencia, humillan, hacen daño con el gesto y la palabra. Desprecian.

«¡Has vuelto a meter la pata, muchacho!»

«No sabes por dónde te da el aire»

«¡No has entendido nada!»

«¡A esa me la voy a cargar…»

Arrogantes, soberbios, engreídos.

Se han subido a su propia tarjeta de visita sin enterarse de que no «son» lo que se piensan sino que sólo «están» …, y por un ratito…

Son los que siempre miran para ellos, los que no aplauden, los que queman a la gente. Son los dinamiteros de las ilusiones, los que dan dolor de estómago. Y de corazón. Los que se mueven a codazos, los que desdeñan, los que siegan la hierba debajo de los pies. Son la gente de mal rollo. Ellos no pueden estar en un libro como éste.

Porque este libro es de los de contra soberbia, humildad, de los de ¡venga, tira para adelante!, de los que arriman el hombro y no el ascua a su sardina, de los anti-yo y los pro-nosotros .

Este libro es de los que dan, de los que comparten, de los que suman, de los que animan, de los que ayudan, de los que empujan, de los que acompañan, de los que escuchan, de los que abrazan, de los que preguntan, de los que llaman, de los que esperan, de los que enseñan, de los que ilusionan, de los que hacen crecer, de los que predican con el ejemplo, de los elegidos por su gente, de los que provocan alegría y buen humor en el trabajo, de los transmisores de conocimientos, de los fomentadores de la VIDA integral de las personas. Personas con alma ancha. Por eso este libro enseña. Inspira. Ayuda a ser mejor. Y sin embargo, faltan todavía muchos como ellos.

Pero en este libro echo en falta más mujeres directivas. Mujeres que deberían estar. Mujeres ausentes por su herencia de humildad. Reivindico su presencia porque cada día su fuerza, su valor y su influencia son más evidentes. Destacan sin pretenderlo.

Mujeres que quieren que se les note poco que trabajan mucho. Que prefieren no hacer ruido y tener un pasar discreto. Como de actor secundario… ¡pero merecerían el Oscar al papel principal! Son elegidas, admiradas, queridas por sus equipos. Y envidiadas por hombres pequeños que sienten celos de su grandeza. Pero que se vayan acostumbrando. Que lo vayan asumiendo: la cosa va a más.

Pueden con todo. Atienden mil frentes a la vez. Son, además, mamás, hijas, nueras, hermanas, cuñadas, amigas… Y ejercen. Llevan también la casa, las cuentas, y la compra por Internet. Los deberes de los niños, los mimos y la orejita para sus problemas. Y me voy el martes a Londres y la pequeña con fiebre. Y se me va la chica… Bueno. Mañana dentista con mi madre. Tengo que llamar al fontanero. ¡Los billetes!, los bille­ tes y hacer las reservas de las vacaciones; ah, y la cena del sábado en casa. No me va a dar tiempo de ir a la pelu después de la reunión. Y ahora dos horas al teléfono con mi suegra … Estoy cansada, la verdad. Voy a arreglarme un poco, que va a llegar Eduardo y seguro que ha tenido un día agotador con ese cliente.

¿Para qué darse importancia cuando hay tanto que hacer? Así son. Y así es también el curso intensivo que nos da este libro sobre el cálido pero inexorable poder de los elegidos.

Juanjo Azcárate

Presidente del Jurado del Premio al Directivo Plus. 2006.

También te puede interesar

1 comentario

  1. Querido Juanjo, cunto tememos que aprender de ti y de tus pensamientos y obras. Este texto arrrasa con esas personas indeseables y que sobran en las empresas e instituciones. Y además reivindicas el espacio que laas mujeres tiene derecho a ocupar, con lo que estoy totalmente de acuerdo. Te aprecio mucho

Responder a Fernando Cano Villavecchia Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *