Creo que Facebook, Twitter… y muchas otras y desconocidas redes sociales, como Mail.ru, Vkontakte.ru… y vete a saber las de los más lejanos confines de la tierra, crecen y crecen porque su profunda esencia está basada en un sentimiento muy humano: la necesidad de que te escuchen.
Los psicólogos, los psiquiatras, los confesores, los coachers… son escuchadores profesionales. Curan escuchando.
Lograr que a uno le escuchen tiene su cosa. Resultar «interesante” de escuchar es un cóctel de sabiduría, inteligencia, originalidad, creatividad, expresividad, tono, timbre, volumen… y seducción. O quizás todo sea seducción.
A veces, cantar y tocar la guitarra es eficaz para atraer la atención… Pero sólo funciona en contados momentos.
Ahora Facebook, Twetter, Xing, Linkedin, etc., etc., han puesto a nuestra disposición millones de orejitas escuchadoras.
Las redes sociales se han convertido, en cierta manera, en terapeutas del «nadiemescucha.com».
Por primera vez millones de personas tienen ¡¡¡AUDIENCIA!!! Y, además, ¡¡¡RESPUESTAS!!!
A la sordera universal que padecemos, las redes sociales han hecho la gran aportación de permitirnos «decir» sabiendo que alguien «escucha».
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