Imagínalo… Ciegos, sordos, sin tacto, sin percibir olores ni sabores…
¿Para qué serviría el atardecer? ¿Y la alegría sin la risa? ¿Y la caricia sin la piel? ¿Y la emoción sin la música? ¿Y un trigal sin verano y una vendimia sin vino…?
¿Para qué serviría la vida? Dímelo.
Disfruta de tus sentidos y dale gracias a la vida que te ha dado tantos.
Y si alguno te faltara, que los otros te colmen.
Si no ves, mira la Vida oyéndola, tocándola, oliéndola, bebiéndotela…
Y si no oyes, huele, saborea, toca, mira… Y así sucesivamente.
Pon lo que haga falta ¡pero déjate sentir!
La mente es una máquina de pensar y, a veces, nos impide sentir.
Aunque sentir es antes que pensar. Recuérdalo.
Por eso, oye primero lo que sientes. Si no es cómo si no existieras.
Que las cosas pasen primero por tu corazón antes que por tu cabeza. No tengas miedo.
El domingo 3 de octubre oí en el Kursaal de San Sebastián a Chris Botti con su trompeta, a Aurelia Duca con su violín y a Lisa Fischer con su voz… Y lloré con la dulzura de la música.
Acepta que fluya tu corazón. Abre la puerta a tu consciencia. Tu alma te está esperando.
Y para que compruebes que es verdad lo que te digo, haz click aquí http://tinyurl.com/377hjee No te digo más.