- Deja de preocuparte tanto por todo y por todos. Ocúpate más de ti mismo.
- Hay que aprender a decir más veces NO, aunque a veces te pueda parecer un poco “cruel”…Lo cruel es lo contrario y lo es para contigo.
- No puedes estar en todas partes, ni atenderles cuando a ellos les va bien…
- Ser una orejita “escuchante” y comerte los marrones ajenos te dejará exhausto.
- ¡Renuncia a ser Dios!