Vacaciones de verano.
Cruceros por el Báltico, hoteles en la República Dominicana, vuelos a paraisos cercanos… Sueños al alcance de la Visa.
Algunos anuncios ofenden sin quererlo.
Pienso en esas personas que el año pasado por estas fechas, veían ofertas de viajes en la TV y hacían planes. Este año hacen zapping y se saltan los anuncios porque ojos que no ven, corazón que no siente. ¡Aunque sí siente!
Nuestro mundo está hecho para los que pueden pagárselo. Pero compartimos las mismas tentaciones los que se lo pueden permitir y los que casi todo les resulta inalcanzable.
¡Esta sociedad es un milagro! O pensamos que en ella puede ocurrir el milagro. Por eso vienen a nosotros hasta en patera. Es que hay lugares peores de los que escapar y donde los milagros nunca suceden.
¡Debemos empujar el consumo para que la economía crezca, dicen los economistas!
Incitar a consumir tiene cierta indecencia si uno piensa en los que lo están pasando mal. Pero todo se mueve en el mismo cauce y una cosa alimenta a la otra y asi sucesivamente.
La publicidad de caribes, islas griegas y playas de Levante, aunque apunte a su «target», alcanza también al padre de familia en paro. Y eso es lo que ofende quizás.
No es inocuo, la verdad. No es inocuo estimular el consumo sin padecer por los que perdieron su trabajo y ven oscuro el porvenir.
Aunque da energía ver a gente que para salir adelante, a pesar de las vacas flacas, no se resigna. Gente que dice sí a trabajos que otros no quieren. Gente que saca tiempo y ganas de estudiar para dar un cambio de rumbo a sus vidas cuando la oportunidad surja. Y esa oportunidad a ellos sí les llegará .
Nuestra sociedad es para los ambiciosos. Y para los que combaten y ponen los medios para recuperar sus ambiciones.
En estos tiempos en los que algunas ambiciones resultan inaccesibles para muchos, ciertas tentaciones publicitarias pueden herir la sensibilidad social. Creo. Y más en tiempos de vacaciones de verano siempre soñadas.
De todas formas algún alivio nos ha dado la Selección Española de futbol ganando el mundial. Estas emociones no arreglan la vida pero calman los nervios….
¡Y vaya usted a saber si una sobredosis de optimismo como esta empuja a todo el pais hacia adelante!
Puede ser que sí.
3 comentarios
Pues creo que el milagro es que la sociedad sigue en pie… a pesar de lo poco sostenible que es. Y eso de seguir empujando el consumo para que la economía crezca, ya es tiempo de revisar el discurso de los economistas. Nuevas ideas porfa.
..desgraciadamente, sigue en pié la venta de la idea que ‘la felicidad se alcanza con la satisfacción de los deseos’: una vez satisfecho, dejamos de desearlo, porque ya lo tenemos; luego, ese ‘deseo’ satisfecho no es el que nos da la felicidad (ya no es deseado: ya lo tenemos), sino otro que aun no hayamos satisfecho aun…así hasta el infinito. hasta que no seamos conscientes y nos creamos que la felicidad NO está en satisfacer los deseos, no dejaremos de ‘sufrir’ por no poder ir al Caribe. Si la felicidad está fuera de este contexto, el no poder ir al Caribe este año, es meramente anecdótico.
Besos, amigo Juanjo
Dicen algunos, que en el lujo en realidad el target no es los «clientes», sino el resto de personas. Es decir, hay marcas que saben que visten a quien las compra porque los demás saben que son marcas caras y que dan estatus. Si no sabemos qué significa el cocodrilo, o si no entendemos que el bmw es un coche «caro», aporta menos valor a su comprador si la vanidad es un factor para la compra.
Por eso, en realidad, muchas veces, es precisamente el padre de familia en paro el que se pretende que vea esa publicidad. Porque su «aspiración» (envidia-frustración) aporta valor al que sí puede ir.
Así de triste.