Resuelta, independiente, vanidosa, egoísta, interesada…Lo decía de sí misma. Y también que la vida fue endulzando su carácter. Vivió 96 años intensos y como actriz se mantuvo activa hasta los 88. Sus películas, unas mejores que otras, han hecho de Katharine Hepburn (1907-2003) una inolvidable mujer.
Hace unos días vi en «TCM clásico» el documental «Katharine Hepburn: todo sobre mí«. Fue grabado en 1992 cuando ella tenía 85 años. Continuaba montando en bicicleta y jugando al tenis. Con su cabello gris recogido desordenadamente en la nuca, chaqueta de lana roja como de andar por casa, pantalón crudo, seguía emitiendo su interminable seducción.
El documental termina con estas palabras, que transcribo a continuación, porque, creo, reflejan ese principio inspirador de vivir la vida «sin miedo, ni pereza, ni vergüenza”… ¡escuchando el canto de la vida!
“El mero hecho de estar vivo es una tremenda oportunidad. Lo importante es lo que haces con tu vida.
El trabajo no le hace daño a nadie. Es la falta del mismo lo que destroza a la gente.
He vivido como un hombre tomando mis propias decisiones y, como todo el mundo, he tenido miedo. Sin embargo, hay que seguir adelante, continuar soñando.
No sé si hay un ser Todopoderoso pero no podemos esperar que él haga todo el trabajo por nosotros. Tenemos que tomar las riendas y dejarnos guiar por nuestro sentido común.
¿Y el amor? Soy afortunada. He sido amada y he estado enamorada. Hay una gran diferencia. Pero la gente que busca la fama suele terminar sola. Siempre supe que no podía tenerlo todo. En mi opinión, matrimonio y carrera no iban unidos.
¿Y la vejez? ¿Por qué preocuparse por algo que es inevitable? Sólo hay que seguir viviendo y esperar que el cuerpo aguante. No le temo a la muerte. ¡Debe ser maravilloso, como un sueño profundo!
Seamos claros: Lo que importa es cómo hemos vivido la vida. Desde que tengo memoria en mi familia siempre ha habido un lema. Fue lo que guió a mis padres y a mí también.
Dice: “Escucha el canto de la vida”.”
Así ha de ser.