Internet en los móviles colapsa la cobertura ¿Lo estás notando..?

 «Sin servicio…»

«El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento…»

Algo está sucediendo con los móviles este verano.
Hace unos días en Huelva, cerca de Doñana, decían que era porque estaba el Presidente Zapatero por allí… Pero no. Cuando se marchó, la cosa seguía igual.

En Barcelona y sus alrededores ha pasado algo parecido. Y en otras zonas de España también.

La cobertura aparece y desaparece. Y los sms tardan horas en llegar. Y te suena el teléfono de madrugada con un mensaje diciendo que tienes un buzón de voz ¡de las 7 de la tarde! Esto antes no ocurría. Encendías el teléfono al bajar del avión y enseguida te entraban las llamadas perdidas, los sms…

Alguna explicación tendrán los operadores, digo yo…

¿Alguien ha oído alguna? Yo, ni palabra.

 Haciendo esta mañana en la empresa la analítica de algunas de nuestras webs nos han llamado la atención cosas como estas: En los meses de junio y julio, el acceso a las webs desde dispositivos móviles ha crecido ¡un 88.23%!  ¿Por qué?

Una suposición: los operadores han hecho muchas promociones para captar clientes ofreciendo smartphones casi de regalo. Quienes lo han cambiado por su viejo móvil están ahora disfrutando de Internet en el teléfono. He aquí el ejemplo de un anuncio de un operador de telefonía:

«Sólo con tener Internet en casa tienes Internet en el móvil GRATIS. ¡Disfrútalo con este SMARTPHONE desde 0 Euros!»


Más personas están accediendo ahora desde dispositivos móviles a las webs, a Youtube, a las redes sociales, etc, etc… pero, claro, los operadores, supongo, ya no tienen capacidad suficiente para asimilar ese tráfico. Y cuando llamas con el móvil se te corta. O la voz va y viene. O no hay manera de enganchar la red.

A mediados de Julio los grandes operadores europeos han mantenido «reuniones secretas» en Venecia para hablar de la que se les viene encima.  

César Alierta (Telefónica) ya avisó en 2010 que para aguantar el tirón del creciente consumo de Internet con el móvil, los operadores tendrían que invertir más de 150.000 millones de euros. Y de esto hace ya año y medio… ¿Cuánto dinero hará falta ahora? ¿Y el año que viene?

Puede pasar como con las carreteras, autopistas, ferrocarriles, etc., que para cuando empiezan a reformarlas o a construir las nuevas, el caos y los atascos se han apoderado de todo.

No sé, pero me temo que el ADSL «low cost» a la que aspiramos no dará de sí para pagar los gastos de esta fiesta.

Algo se está cociendo en Europa entre Telefónica, Vodafone, Deustche Telecom, France Telecom, Telecon Italia… para que los Google, Youtube, Apple, Facebook, etc -que son quienes reciben y producen el mayor tráfico de Internet- compartan parte de la inevitable inversión de las telecos. Y en el resto de los continentes sucede algo parecido.

¿Quizás las compañías digitales inviertan en otras tecnologías que no les obliguen a usar las redes tradicionales de los operadores de telefonía?

Estas cosas de la tecnología tienen misterios insondables y, como suele suceder, «ellos se lo guisarán y ellos se lo comerán…»

El reparto de los llamados «costes de la red» es una cuestión que afecta a todas las multinacionales de telecomunicaciones en el mundo.

Todas quieren que se limiten las regulaciones que cargan sobre ellas las inversiones para sostener el sistema. Mientras, dicen, las “tecnológicas digitales”, tipo Google, son las que le sacan partido a su esfuerzo.

Corea del Sur ya ha anunciado que en 2014 desaparecerán los libros de sus escuelas. Es otro anticipo de lo que nos depara el futuro. ¡Todo on line! Aprendizaje por medio de tabletas conectadas «en línea» utilizando tecnología multimedia.

¿Qué redes harán falta para soportar todo eso?

A mi estos lapsus de cobertura que estamos sufriendo en estos días de verano me preocupan…pero me preocupa mucho más que, a la velocidad que va todo, las autopistas de la comunicación queden colmatadas ¡y nosotros INCOMUNICADOS! ¡Esa sí sería La Gran Crisis!

 Con todo lo que arrastramos de deudas y de recortes en Occidente ¿tendremos que pedir a los chinos, que tienen tanta liquidez, que nos lo arreglen?

Quien quiera que pueda resolverlo que se reúna, secretamente o como quiera, en Venecia o en Matalascañas, ¡pero que lo arreglen antes de que se nos vaya de las manos!

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La mala educación 2.0

En el colegio de curas en el que estuve interno, nos leían un librito que se titulaba «El muchacho bien educado». Supongo que en los colegios de chicas tendrían una publicación equivalente…

¡Conservo el librito! Es como una reliquia escrita con aquel estilo de «nacionalcatolicismo», vigente hasta bien entrados los sesentas. Pero me sirvió para aprender a moverme por la vida «educadamente» y enseñar a hacerlo a mis hijos.

Claro que algunas de aquellas «normas de urbanidad» han quedado trasnochadas pero la esencia de «la buena educación» sigue ahí.

«Sería descortés que, mientras te están hablando, te ocuparas de leer, escribir o mirar a cualquier parte. Deberás prestar al que habla la misma atención que te gustaría guardaran a tus palabras cuando estás hablando».

Observo en conferencias, seminarios y otros eventos a muchos asistentes twitteando y retwitteando frenéticos, sin mirar al ponente y como queriendo batir un nuevo “récord 2.0.”.

-«¡He hecho 11 tweets y me han retwitteado 22!»

¡Algunos conferenciantes están encantados de comprobar que su intervención ha producido muchos tweets! Es la nueva medida de su éxito.

Yo, qué quieres que te diga, prefiero cuando hablo sentir la mirada de la gente. Necesito su proximidad, comunicarme con ellos, modular su atención y su sonrisa. Ver si consigo que algo se les mueva dentro. Y luego que me hagan muchas preguntas. Que me provoquen. Y si tienen algo que contar sobre la charla, que lo twitteen luego.

Últimamente he discutido bastante sobre el twitteo durante las conferencias.

Mi reflexión es que resulta poco considerado con el ponente y, además, rompe la concentración en la charla. Es una opinión que tiene sus discrepantes…

Para comprobar si estaba muy desatinado hice «la prueba del algodón» en un congreso: en vez de tomar, «as usual», apuntes en mi Moleskine, me puse a twittear algo que estaba escuchando.
Mientras escribía los 140 caracteres de mi tweet, el auditorio estalló en una carcajada. ¡Qué pena! Me lo había perdido; como ese gol que grita la gente en el campo mientras tú estás distraído mirando al tendido…

Noel Clarasó, en su «Enciclopedia de la cortesía» dice:

«Sólo se da la impresión de que se escucha bien si se está verdaderamente pendiente de lo que el otro dice».

¿Han cambiado el uso de las redes sociales las normas básicas de la buena educación? ¡NO!

A parte de lo opinable que sea considerar o no una descortesía el twittear en una conferencia, lo que sí es una falta de educación sin «paliativos 2.0» es enredar con el móvil en Facebook o enviando tweets, sms, o lo que sea en medio de una reunión, o en una comida, o tomando copas con los amigos…

¡No hay tecnología ni redes sociales que valgan!

Y a propósito de esto, y para darle a la cuestión otro sesgo más científico, recomiendo la lectura de este artículo publicado en El País Semanal del 30 de enero 2011. http://bit.ly/hqYHj4 “Sin tiempo para pensar”.

Según el artículo, una investigación realizada por la Universidad de Stanford, ha probado que «los multitareas intensivos son menos productivos que el resto. Se vive una crisis de atención que tiene el potencial de borrar la concentración y el pensamiento productivo».

Tiene gracia que cuando comentas esto con algunas mujeres te dicen:

«Eso no va con nosotras. Sois los hombres los que no podéis hacer varias cosas a la vez… ¡Nosotras somos “nativas multitarea”!

En parte tienen razón… aunque el profesor Clifford Nass, uno de los autores del estudio, dice:

«Los multitarea creen que son buenos haciendo varias cosas a la vez, pero el estudio los contradice».

No queda claro que ese «los multitarea» incluya también a «las multitarea»… aunque el estudio demuestra que «cuando la gente salta de una tarea a otra se produce un goteo de eficiencia mental».

En cualquier caso, además de esos efectos perversos sobre nuestro cerebro, la «mala educación 2.0» por el mal uso social de las tecnologías, afecta por igual a los «los» y a las «las»… Observa y verás.

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