Y… ¿por qué te empeñas en salirte siempre con la tuya?

A veces no hay manera de mantener una conversación porque, de pronto, se convierte en una discusión.

CONVERSAR empieza por «CON» como converger, consensuar, confluir… DISCUTIR empieza por «DIS» como disputar, disentir, discrepar…

Una conversación, normalmente, une. Una discusión, separa. Y puede terminar en pelea y mal rollo…

¿Verdad que no es lo mismo conversar que discutir de política? Pues eso.

Cuando la palabra ¡discrepo! la suelta uno de mis queridos cuñados en una cena ¡hay que empezar la fiesta! porque es  mejor entrar con bromas y risas para pasarlo bien en vez de lo contrario. ¡A la vida hay que tratar de darle siempre gracia, ternura y buen humor!

Facundo Cabral, en su canción «No soy de aquí ni soy de allá», termina diciendo: «¡Y ser feliz es mi color de identidad!» 

¡Ahí tienes el mejor propósito para vivir! Huye del enfrentamiento ¡Trata de sonreir y reír más que gruñir y crujir al de enfrente!

Discrepar puede resultar saludable, según y cómo.  Finalizar con un “para ti la perra gorda” una conversación convertida en discusión, no es bueno ni para el discrepante ni para el discrepado.

Humildemente, voy a darte un ejemplo: Hace unos años, un equipo responsable me presentó un plan de marketing que me pareció inadecuado, por decirlo suavemente… Podría haber respondido a la exposición del proyecto con algo así como:

 -«¡Discrepo! No estoy en absoluto de acuerdo con el planteamiento que habéis hecho ¡Vaya pérdida de tiempo…!» 

Ese tono hubiera bloqueado la «open mind» de mis interlocutores y producir reacciones como que el equipo «visitante» se levantara bruscamente cerrando su carpeta y saliendo de la sala con un portazo.

Si pretendemos conseguir una buena propuesta, como era el caso, hay que emitir ACTIMENPO: ACTitud MENtal POsitiva y convertir a nuestros interlocutores en SONOPROS, personas que buscan SOluciones y NO PROblemas.

¡Está probado! Aunque lo que te presenten no coincida con lo que tú piensas, funciona decir algo así como:

«¡Qué gran trabajo habéis hecho! No está nada mal ese enfoque, la verdad. Me encantará entrar más a fondo y descubrir nuevos enfoques que enriquezcan el proyecto…»

¿Qué se logra planteando así las cosas? Estimular la mente creativa y producir una «sonrisa mental» y predisposición a explorar más allá de lo que han presentado.

En realidad se trata de utilizar un principio atribuido a San Ignacio de Loyola y que los Jesuitas saben aplicar bien. 

« ¡Entra con la suya para salirte con la tuya!»

Cuentan que San Ignacio de Loyola logró con ello que los misioneros Jesuitas aprendieran el idioma y la cultura local para evangelizar mejor.

El mensaje venía a ser «entra con la suya para salirte con la de Dios.»

Ese concepto, utilizado estratégicamente, funciona y se consiguen mejores resultados que discrepando. 

Piénsalo. Ahí te lo dejo.

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Y… ¿si pierdo la memoria?

Si no habéis visto la película “El diario de Noa”, en inglés “The Notebook”, con Ryan Gosling y Rachel McAdams, os recomiendo verla.

No os cuento nada sobre ella. Y si la habéis visto ya sabéis que ocurre…

Solo deciros que trata de Amor. Con mayúsculas. De un amor irrompible que empieza y no termina. A pesar de la memoria. Esa memoria que nace, crece y muere ¡pero sin morir! como cuenta la película. Porque lo que ha dado vida a la vida es inmortal. Uno se la lleva. O la dejas de legado para aquellos que has amado. O te han amado.

El amor es un invento que la Naturaleza creó para acercarnos, para reproducirnos, para llevarnos más allá de nosotros mismos. Y eso ocurre en una inmensidad de los seres vivos que llevamos en este Planeta más allá de 4.500 millones de años.

¿Habéis sentido un amor definitivo, inmortal, superviviente a todo lo que puede oponerse a él? Entonces sabréis de qué se trata y qué se siente.

“Amar es para siempre” es una serie de TV de éxito. Pero solo me quedo con el título.

“Confieso que he vivido” cuenta Neruda en su inigualable libro póstumo…

¡Yo confieso que he amado y amo! Y eso es lo que da sentido a mi existencia.

¿Qué hubiera sido de mi vida sin el Amor? Ufff No quiero ni suponer. Sin eso yo estaría pasando como un barco en la noche y sin luces.

Pero amar no es un regalo. Es un empeño que, cuando uno lo siente, cada día hay que cuidarlo, acariciarlo, alimentarlo, buscarlo si se esconde, y darle cuerda como a un reloj, o recargarlo como una batería para que no se agote.

Hay muchas formas de amar. Es dar y tomar. Todas ellas valen. Sirven. Alimentan el alma y nuestro cuerpo. Y nos llevan más allá. Al infinito, si existe. Pero ese amor único, inmediato, oportuno, definitivo, cuando aparece, lo llena todo. Como enamorado, como padre, hijo, hermano, amigo…y persona que trasciende.

Y… ¿puede uno olvidar el Amor de tu vida?

Uno puede padecer esa horrorosa enfermedad que borra nuestra memoria. Si eso me ocurriera sería mi muerte, la pérdida de mi esencia, mi absoluta inexistencia.

¡Quizás ahora pueda inventarse algo nuevo, distinto, inefable, único, asombroso…! ¡Algo que lo resuelva aunque no lo cure!

¡Quizás la IA pueda recrearme (Inteligencia Artificial o… ¡Interminable Amor!) pueda recrearme, si me pasa, para seguir sintiendo y hacer que quienes me sientan y siento lo siguen haciendo!

¡Por favor! ¡Que ocurra! ¡Inventadlo!

¡Por favor! Sería, además, lo que haría que esta Humanidad no desapareciera.

¡Ni yo tampoco! ¡Ni quienes a quien amo!

¡Amen!

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