Observar a la gente es de lo más entretenido e instructivo. Y hacerlo en este final del verano, mientras caminas por la orilla de la donostiarra playa de La Concha es, además, un placentero ejercicio.
Para adentrarse en ese río de gente conviene tener activado, como deberíamos tenerlo siempre, el «escáner mental», lo que permite sacar curiosas deducciones.
He aquí algunas de las curiosidades que me han saltado a la vista durante mi paseo al borde del mar.
Por ejemplo, el caminar de las mujeres. Me ha parecido más dinámico y veloz que el de los hombres, si lo comparo con el andar, en plan de hacer ejercicio, como era mi propósito. Su velocidad de crucero es superior. Ellas dan casi tres zancadas por cada dos de las mías y las de otros hombres caminando a mi ritmo. Para ponerte a su altura hay que acelerar el paso, algo que viene siendo ya normal en casi todas las cosas de la vida…
Es una constatación: ellas van más deprisa.
Y no depende de que sus piernas o las tuyas sean más o menos largas o musculadas. No. Yo diría que algo podría tener que ver la conformación física femenina…¡O, quizás también es que se han acostumbrado a ir corriendo a todas partes para llegar a tantos frentes que les toca atender!
Lo que está claro es que, en general y en particular, la agilidad física, y mental, de la mujer, su intuición, su persistencia, su resistencia al desaliento, su capacidad de estar en mil cosas a la vez… es una realidad constatable. Y tanto en la vida familiar como en la profesional.
Me fijo también en que hay más grupos de chicas jóvenes que caminan juntas que de chicos. Ellas charlotean sin parar ¡No callan! Ellos, en comparación, parecen aburridos de conversación, más sosos…
Me llama la atención en algunas personas lo que podría llamar el magnetismo. A ver si me explico.
Los seres humanos, como seres vivos y sensibles que somos, emitimos y recibimos señales. Gestos, miradas, voces, actitudes… Indefinibles sensaciones pero que hacen que, al cruzarte con un grupo de personas, chicas o chicos, alguno de ellos atraiga más tu atención que el resto.
Fugaces instantes en los que tu mirada se entretiene, sin saber por qué, en alguien en particular mientras que el resto de los componentes del grupo se hace casi invisible.
¿A qué se debe esa atracción que emite la persona que sobresale ante tus ojos? Muchas veces nada tiene que ver con la belleza física. Es algo más profundo y sutil que hace que unas personas sean más magnéticas que otras y de forma diferente para cada uno de nosotros. Debe ser eso que llaman “química”… No sé.
Sobre la constitución física de la gente, parece como si el número de personas obesas se hubiera reducido…
¿Puede ser, precisamente, por el efecto de adelgazamiento que produce el ejercicio físico de caminar por la playa? Los inactivos y poco cuidadosos con su salud ¡se habrán quedado en casa viendo la tele, digo yo…!
Nuestra sociedad está experimentando cambios profundos que saltan a la vista.
Por ejemplo los tatuajes. Me comentaba mi amigo Alfonso Ramos, famoso tatuador y co-fundador de «La Mano Zurda«, que el número de personas que se tatúan cada año crece de forma imparable.
Esta «new urban trend«, esta nueva tendencia es un signo más de una civilización y de una cultura en la que las personas buscamos expresar con más intensidad nuestra identidad y nuestra diferencia
¡Otra tendencia masiva! Los fotógrafos con el móvil.
¡Hay miles! Cualquier «smartphone» nos permite en un par de clics sacar una foto o un vídeo y compartirlos a la vez que lo estamos viviendo. ¡Y qué calidad de imágenes! Aunque todavía se siguen viendo las clásicas cámaras con potentes objetivos, sobre todo en manos de turistas extranjeros.
Cuando Google indexe y procese toda la información universal que contienen esas imágenes y sonidos que circulan por Internet y las redes sociales ¡no quiero ni imaginar…!
Me encanta ver a tantos papás jugando con sus niños.
Ocupándose de ellos, vigilándoles, prestándoles toda su atención y sus sonrisas. Eso antes no pasaba. ¡Era tarea de las mamás!
¡Hermoso cambio! Aunque…por los actuales estilos de vida de las parejas y el aumento de los divorcios, los papas no han tenido más remedio que ponerse las pilas para hacerse cargo de cosas que antes ni pensaban.
Y el «topless»…
Parecía que se impondría como una demostración de libertad e independencia de la mujer. ¡Prácticamente no lo he visto durante mi paseo! Y es que ahora la mujer muestra de otro modo su propia naturaleza…
Bikinis, gafas de sol de todo tipo y color, mochilas y sandalias en la mano para mojarse los pies…
Alegría… ¡Eso sí que se ve en abundancia!
El mar, la playa, observar a la gente paseando… ¡Endorfinas inspiradoras para el espíritu!
Y un poco de la nostalgia del verano en su crepúsculo.