Somos humanos e invasivos. Nos apoderamos de los espacios, lo llenamos todo, lo machacamos todo, lo polucionamos todo, abusamos de todo.
Observa el mundo. Recuerda la historia. Verás que nuestra avidez ha sido y es irrefrenable, lo que quiere decir que no tiene freno.
Piensa en TVE sin publicidad. ¡Ese sí ha sido un gran frenazo! A grandes males grandes remedios. Hemos pasado de la saturación al sanseacabó. ¿La consecuencia? El aumento brutal de la audiencia de La1 producida por el «yanopuedomásdetantoanuncio» de las demás cadenas.
«Esta comunidad no admite publicidad en los buzones». Lo leemos en los portales de muchas, muchísimas casas de nuestras ciudades.
Y llegó la Ley Orgánica de Regulación del Tratamiento Automatizado de los Datos de Carácter Personal, la LORTAD de 1992. Y dejó temblando al marketing directo que sufre todavía las consecuencias del masivo abuso por parte de desaprensivos de listas ilegales.
Le siguió la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, la LSSI, que intentaba controlar el envío de emails, sms, etc., solicitando el consentimiento.
Y vinieron las Listas Robinson para los que quieren borrarse de recibir publicidad. Y la “Normativa de Telecomunicaciones”, que regula cómo y a quién se pueden enviar mensajes. Y la “Ley de Competencia desleal”, llamada la ley “contra el SPAM telefónico” aunque también regula envíos por correo postal, emails, sms…
Ahora tenemos en pleno debate la nueva” ley de Economía sostenible” que, entre otras cosas, intenta frenar la “piratería” en Internet…
¡Y seguirán cayendo sobre nosotros desde Bruselas nuevas directivas europeas para su transposición a nuestra legislación…! Pero ni todo eso frena nuestra irrefrenable ansiedad de invadirlo todo.
Tengo grabado en mi mente lo que me dijo en 1996 el presidente de una gran compañía europea: -«La idea es copar el mercado saturándolo con nuestra presencia…». ¡Tremendo!
Hay cosas que van dejando de funcionar ellas solitas, ayudadas, simplemente, por la SATURACIÓN. Por ejemplo el email marketing que, de índices de apertura del 70% ¡y más! hemos caído a 10 y 12 por ciento…
Los emails ya no sólo saturan nuestras cuentas de correo si no que inundan de un creciente cabreo a clientes y usuarios. Y para añadir más leña al fuego, hemos dejado que nuestra presencia en las redes sociales nos llene el correo de más mensajes.
Empieza a ser difícil disponer de tiempo y paciencia para leerlos y digerirlos.
De verdad: ¿todavía hay alguien, con cierta experiencia en marketing, comunicación y otras ciencias de la vida, que piense con certeza que el fenómeno de la saturación no va a afectar también a Facebook y etcétera? Quien lo piense, por favor, que lo deje por escrito.
Yo sostengo que es otra irrefrenable SATURACIÓN que se cierne sobre nosotros.
De nuevo la tecnología, como siempre, nos mudará hacia otros entornos en los que reinventaremos usos y costumbres agotados de tanto usarlos. O abusarlos.