Hay gente que para salir adelante se queda en casa…

Otros se esfuerzan para superarse. Algunos en la Universidad. Otros aprendiendo alemán o haciendo la FP a distancia en CCC después de currar a lo bestia todo el día. O para encontrar oportunidades laborales.

También están esas personas que han venido cruzando el mar, dejando hijos y familia para agarrar cualquier trabajo, penando por dentro y por fuera. Gente que se mata para hacerse un sitio en la vida. Gente que dice mi vida es una mierda. Tengo que cambiar. Tengo que pensar en el futuro de mi familia. Y en el mío.

Y se van de casa con lo puesto y el miedo en la maleta. Pero se van. Aunque sea en patera. Algunos les miran mal. Nos quitan el curro a los de aquí, dicen, mientras se quedan delante de la tele fumándose un canuto. “Ejjjque la cosa está mu mal…” ¡No te jode! ¡Pues claro que está mal! ¡Pero haz algo. No van a venir a buscarte! ¿Qué crees, que eres una araña y van caerte las moscas en la red sin mover el culo? Lo has tenido muy fácil. Eso es lo malo. Que tu madre te da de comer, de vestir y de dormir.

Luego están los que se montan en el tren y tiran para Alemania. ¡Ese sí que tiene un par de huevos! ¿Y por qué no te vas también tú donde sea en vez de quedarte a la sopa boba?

La culpa de toda esta mierda de crisis la tienen los bancos. Ya… Y tú, que dejaste la secundaria para irte a una fábrica de persianas para comprarte un buga y un pisito con 50 años de hipoteca pa’follar con la novia. Ahora no sabes hacer ni la «O» con un canuto. Y ni piso ni buga ni novia…

No te quejes. No eches la culpa a nadie. La culpa es siempre de uno mismo. ¡A ver si te enteras! Y no me hables de la suerte porque es para darte una hostia… Es como el tío aquel que rezaba todos los días a la vírgen pidiéndole que le tocara la lotería. Al final, cansada de oírle, se le aparece y le dice: “Por lo menos compra un décimo, bobo.”. Es que todo es así. O pones tú los medios o lo tienes crudo.

Y el que se presenta a una entrevista de trabajo -que esa sí que es suerte- y pregunta a qué hora se sale y si hay horario intensivo en verano y que le parece poco lo que te van a pagar. Mal vamos…

¿Y ese que pone en su perfil de Facebook que es un poco vago y que le cuesta levantarse por las mañanas? ¿En qué estará pensando? Tú lo que no quieres es trabajar ¿verdad? ¿No te has enterado de que las empresas, antes de contratar a nadie, miran en las redes sociales para saber quién eres? Sigue quejándote, sigue…

Mi abuelo se fue de España para buscarse la vida en Francia. Hace un siglo. Pero lo hizo. Muy jodido. Por dentro y por fuera. Pero lo hizo. Le fue muy bien porque lo eligió él. Y salió adelante. Decía que en la vida lo importante no es quién eres sino en quién te conviertes. Y en eso tiene mucho que ver la disciplina, la voluntad, el esfuerzo ¡y todo lo que puedas aprender!

El drama de quien con cincuenta y ocho tacos se ha quedado en el paro es angustioso. Pero lo ves en la cola del INEM todos los días, a ver si sale algo. Tremendo milagro para alimentar a su familia. Y con toda una vida por delante.

La vida misma es un milagro. Pero para los que lo buscan. ¿Te crees que cae del cielo? ¡Por Dios! Sigues sin entender nada. Fíjate en esas mujeres que ves en el Carrefour, empujando del carrito y con dos enanos que lo toquitean todo, lloriquean, le agobian. Fíjate. Ese es el otro milagro de la mujer, que puede con todo. Con un pluriempleo que le da para ir tirando. Pero tira. Limpia oficinas, cuida un anciano de 4′ a 7′ todos los días e incluso trabaja los domingos por la mañana. Se levanta a las 5, hace la comida, despierta a los niños, les da el desayuno y sale corriendo con ellos dándole un beso al marido que sigue en la cama.

Bueno. Y para qué hablar de tantos empresarios que sudan sangre para aguantar el negocio y no mandar a la gente a la calle. No pueden dormir por la noche y están de deudas hasta aquí. Pero aguantan. Con una dignidad y un empeño que algunos ni barruntan. ¿Capitalistas, explotadores? ¡Me cago en todos sus muertos!

Y ¿qué me dices del que se atreve a poner en marcha un negocio con la que está cayendo? ¡Qué ilusión, qué ganas de llegar, de ser independiente, de poner en marcha un proyecto! ¡Olé! Por ahí es por donde tiene que ir la cosa sin queremos que esto se arregle.

La cuestión es sacrificarse. Y poner fuerza, empuje, pasión, empeño,… Jugársela y no quedarse esperando el maná. O que el Gobierno te saque las castañas del fuego…

Sé que no es fácil vencer el miedo. Pero hay que ir a vencerlo. Cada mañana al levantarse. ¡Venga! ¡A luchar! Es lo que nos puede sacar de la tristeza, del abatimiento, de la pereza, de la queja.

Alguno me dirá que lo que explico le puede caer mal a alguien que lo está pasando fatal. Lo entiendo porque tengo muy cerca más de una familia así. Con un padre que siente que nunca volverá a trabajar y le quedan 30 años de vida. Yo ayudo como creo que puedo ayudar. Ni limosna ni compasión. Busco cañas de pescar que, aunque nunca hayan pescado con ellas, algún pez cae. Y sonríen porque ven que siempre hay un mañana.

Nada de esto que cuento es mentira. Aunque sé que escuece como la verdad.

La sociedad, o lo que sea, nos ha montado en un nivel de confort del que resulta difícil bajarse. No queremos renunciar a nada. Es lógico. Pero algo hay que hacer.

Dos amigos míos sesentones han agarrado el petate y se han ido uno a Angola y otro a India a buscarse la vida con nuevos proyectos y algo por lo que apostar. ¡Es fantástico!

Ayer miraba el cielo por la noche. Veía ese inmenso espacio sideral de miles de millones de estrellas y siglos inescrutables por detrás de ellas. Pensaba en nosotros sobre la Tierra, con una expectativa de vida de unos 90 años, si nos acompaña la salud. Sufrimos mucho para los años que nos quedan por vivir.

¿Qué eliges?: ¿empujar con entusiasmo y crecer o conformarte y dejarte llevar por la corriente?

El escritor irlandés Brendan Behan (1923-1964) decía: «Las cosas más importantes que hay que hacer en el mundo son conseguir algo para comer, algo para beber y a alguien que te ame»… y a quien tú ames.

Siempre nos quedará eso. ¿Seríamos felices?

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Internet en los móviles colapsa la cobertura ¿Lo estás notando..?

 «Sin servicio…»

«El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento…»

Algo está sucediendo con los móviles este verano.
Hace unos días en Huelva, cerca de Doñana, decían que era porque estaba el Presidente Zapatero por allí… Pero no. Cuando se marchó, la cosa seguía igual.

En Barcelona y sus alrededores ha pasado algo parecido. Y en otras zonas de España también.

La cobertura aparece y desaparece. Y los sms tardan horas en llegar. Y te suena el teléfono de madrugada con un mensaje diciendo que tienes un buzón de voz ¡de las 7 de la tarde! Esto antes no ocurría. Encendías el teléfono al bajar del avión y enseguida te entraban las llamadas perdidas, los sms…

Alguna explicación tendrán los operadores, digo yo…

¿Alguien ha oído alguna? Yo, ni palabra.

 Haciendo esta mañana en la empresa la analítica de algunas de nuestras webs nos han llamado la atención cosas como estas: En los meses de junio y julio, el acceso a las webs desde dispositivos móviles ha crecido ¡un 88.23%!  ¿Por qué?

Una suposición: los operadores han hecho muchas promociones para captar clientes ofreciendo smartphones casi de regalo. Quienes lo han cambiado por su viejo móvil están ahora disfrutando de Internet en el teléfono. He aquí el ejemplo de un anuncio de un operador de telefonía:

«Sólo con tener Internet en casa tienes Internet en el móvil GRATIS. ¡Disfrútalo con este SMARTPHONE desde 0 Euros!»


Más personas están accediendo ahora desde dispositivos móviles a las webs, a Youtube, a las redes sociales, etc, etc… pero, claro, los operadores, supongo, ya no tienen capacidad suficiente para asimilar ese tráfico. Y cuando llamas con el móvil se te corta. O la voz va y viene. O no hay manera de enganchar la red.

A mediados de Julio los grandes operadores europeos han mantenido «reuniones secretas» en Venecia para hablar de la que se les viene encima.  

César Alierta (Telefónica) ya avisó en 2010 que para aguantar el tirón del creciente consumo de Internet con el móvil, los operadores tendrían que invertir más de 150.000 millones de euros. Y de esto hace ya año y medio… ¿Cuánto dinero hará falta ahora? ¿Y el año que viene?

Puede pasar como con las carreteras, autopistas, ferrocarriles, etc., que para cuando empiezan a reformarlas o a construir las nuevas, el caos y los atascos se han apoderado de todo.

No sé, pero me temo que el ADSL «low cost» a la que aspiramos no dará de sí para pagar los gastos de esta fiesta.

Algo se está cociendo en Europa entre Telefónica, Vodafone, Deustche Telecom, France Telecom, Telecon Italia… para que los Google, Youtube, Apple, Facebook, etc -que son quienes reciben y producen el mayor tráfico de Internet- compartan parte de la inevitable inversión de las telecos. Y en el resto de los continentes sucede algo parecido.

¿Quizás las compañías digitales inviertan en otras tecnologías que no les obliguen a usar las redes tradicionales de los operadores de telefonía?

Estas cosas de la tecnología tienen misterios insondables y, como suele suceder, «ellos se lo guisarán y ellos se lo comerán…»

El reparto de los llamados «costes de la red» es una cuestión que afecta a todas las multinacionales de telecomunicaciones en el mundo.

Todas quieren que se limiten las regulaciones que cargan sobre ellas las inversiones para sostener el sistema. Mientras, dicen, las “tecnológicas digitales”, tipo Google, son las que le sacan partido a su esfuerzo.

Corea del Sur ya ha anunciado que en 2014 desaparecerán los libros de sus escuelas. Es otro anticipo de lo que nos depara el futuro. ¡Todo on line! Aprendizaje por medio de tabletas conectadas «en línea» utilizando tecnología multimedia.

¿Qué redes harán falta para soportar todo eso?

A mi estos lapsus de cobertura que estamos sufriendo en estos días de verano me preocupan…pero me preocupa mucho más que, a la velocidad que va todo, las autopistas de la comunicación queden colmatadas ¡y nosotros INCOMUNICADOS! ¡Esa sí sería La Gran Crisis!

 Con todo lo que arrastramos de deudas y de recortes en Occidente ¿tendremos que pedir a los chinos, que tienen tanta liquidez, que nos lo arreglen?

Quien quiera que pueda resolverlo que se reúna, secretamente o como quiera, en Venecia o en Matalascañas, ¡pero que lo arreglen antes de que se nos vaya de las manos!

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Políticos Low Cost

Ver a Sarkozy, Merkel y Cia desembarcar en la cumbre de Berlín, Bruselas o en cualquier otra es un auténtico espectáculo.

Cientos de cámaras inmortalizando el momento. Sonrisas, saludos, cochazos, ceremonia…

¡Parecen estrellas de Hollywood entrando en el Festival de Cannes!

Pero estas cumbres no son el Festival de Cannes, y los asuntos que llevan allí a nuestros dirigentes exigen otra respetuosa contención y no esa exhibición que vemos por la tele.

Lo de Berlín, Bruselas, etc. sale de nuestras deudas, rescates y etcéteras. Lo de Cannes no.

Con Obama, la puesta en escena es aún más ostentosa aunque eso vaya a cargo de su propia deuda y de la FED.

Pero todo está relacionado en este mundo global.

La cosa resulta perturbadora y más en estos tiempos. Sin ir tan lejos, y a otra escala,  también ocurre algo parecido con algunos de nuestros eventos políticos.

Lo de que hay ahorrar en coches oficiales, tan de actualidad, es la punta de un iceberg con más calado.

La «clase» política se considera una «clase especial». Son como «derechohabientes» de ciertos privilegios que otras «clases» sociales y profesionales no disfrutamos.

Y no ocurre sólo en nuestro país. Oía hace unos días a un conocido político que respondía a unas críticas sobre sus viajes en business class. Decía:

 “Claro, es que volar todas las semanas a Bruselas es un esfuerzo que requiere unas mínimas condiciones de confort...”

Los empresarios, que también constituyen una «clase» y vuelan tanto, o más, que esos políticos, viajan poco en business. Y, si lo hacen, en la mayoría de los casos, es por acumulación de «puntos de Iberia» o porque, de tanto ir y venir, la compañía aérea les regala un up grade en su billete de turista.

La amenaza terrorista provoca, sin duda, una sobre-dimensión del aparato que rodea a los políticos. Exige un montaje que, además, altera trágicamente su vida personal y familiar de quienes lo soportan. Y produce un gasto difícil de evitar si no cambian las causas que lo ocasionan. Que se lo pregunten, sin ir más lejos, a los que lo viven en directo en el País Vasco…

Pero una cosa son las cuestiones de la protección personal y otra los excesos innecesarios de otra índole, que no voy a detallar y que resultan muy visibles para la gente normal.

Da envidia ver a concejales, parlamentarios y miembros del gobierno… de países del norte de Europa llegar en bicis, tranvías, buses y trenes sin más compañía que una cartera para su termo de café, su sandwich, su iPad y algunos documentos oficiales.

En esos países de fríos inviernos la conciencia de la «clase» política se ha asimilado con la «clase» trabajadora por cultura y modo de vida.

Un político es un trabajador público y todos lo entienden así.

Un político debería ejercer su profesión como lo hace un director general en una empresa, un director financiero, o cualquier responsable social…

En estos tiempos difíciles los empresarios y profesionales, en gran medida, son ya parte de la «clase» trabajadora. Además de la dureza en su trabajo, tienen que practicar un low cost intensivo.

Los políticos deberían recibir cursos acelerados para aplicar en su vida profesional y personal una cultura low cost propia de trabajadores públicos.

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