¡ATREVERSE!

"Epílogo" del libro "EMPRENDEDORES MADE IN ÁLAVA". Autores: Andrés Goñi, Sergio Tejero. Editado por Diputación Foral de Álava y Radio Vitoria.

Con los años que nos quedan por vivir, si no los llenas de proyectos, de retos, de aventura de la vida, estas ya muerto.

Una vida sin compromiso es oscura y se desvanece como la estela de un barco en la noche.

¿Qué le devuelves a la Vida por el regalo de vivir?

Jonas Salk, descubridor de la vacuna contra la poliomielitis, cuyos derechos regaló a la Humanidad, dijo:

«Nuestra mayor responsabilidad es ser buenos antepasados».

La vida es un breve afán que dura unos 32.800 días…si es que vives 90 años. Y si le restas lo que llevas ya vivido puedes sentir vértigo por la brevedad de la existencia. ¡Como para malversar un solo segundo!

“Y es que la vida en este planeta no solo es breve sino de una endeblez deprimente» dice Bill Bryson en su magnífico libro Una breve historia de casi todo (RBA). Endeble sí pero deprimente no. Esa es una expresión que Bryson utiliza con humor ya que la vida no puede ser deprimente si le metes pasión, acción y amor, que es lo que hay que ponerle a la vida para que no se te escape tontamente. 

Seas joven o mayor piensa que la suerte de estar a este lado del Planeta Tierra te obliga a mucho. Mira si no a las 4/5 partes de los 7.000 millones de nuestros congéneres que cada día se mueven entre el hambre la sed y la miseria.

Conformarnos con vivir es un despilfarro.

Me llenan de orgullo y admiración los que se atreven a darle una vuelta a las cosas, a pensar distinto, a querer buscar otros caminos y otros vehículos para transitarlos.

Desde que el hombre es humano, el llegar hasta aquí y más allá se lo debemos a esos iconoclastas del  The Art of Doing Nothing, como titula su librito Véronique Vienne (Clarkson Potter/ Publishers. New York).

¡Doy las gracias a esos y esas que se atreven a romper con el siempre lo hemos hecho así y no se quedan ni quietos ni quietas!

Una leona en el Serengueti será la misma leona por los siglos de los siglos. Y cazará con los recursos que recibió de la Naturaleza y que enseñará a sus leoncitos. Y así sucesivamente. Pero nosotros no. Estamos aquí para cambiarlo todo.

Cuando miramos una foto de la Tierra, tomada de noche desde un satélite, vemos millones de lucecitas que hace 100 años no hubiera sido posible ver.

¿Qué ha sucedido y sucede en ese mundo encendido? ¿Y en esas otras zonas, apagadas y negras, en las que también amanece cada día?

Recuerdo siempre una ilustración de uno de mis libros del colegio. Era el dibujo de un hombre de la prehistoria tallando una piedra para hacer la punta de una lanza. Pensaba y pienso que eso es lo que hizo que el Mundo empezara a cambiar. La creatividad. La primera tecnología o… ¿quizás lo fue atreverse a utilizar el fuego para algo más que calentarse…?

Observar, buscar, preguntarse, deducir, interpretar, probar…¡Atreverse a actuar!

Lo han venido haciendo todas las Civilizaciones, de oriente a occidente. Incluso, sin encontrarse, avanzaron por nuevos y distintos caminos dejándonos su perpetua lección de cultura y progreso. Y si algunas retrocedieron fue para que otras llegaran y tomaran nuevo impulso saltando hacia adelante con más vigor.

Ahora todo se acelera. Y la aceleración produce más aceleración. Y no hay quien la pare. Y vivimos dentro de ella acelerando.   

Es maravilloso. O milagroso. Aunque el milagro lo hagan cada día los atrevidos que dedican su existencia a crear, a innovar, a fabricar futuro y más futuro. 

Zigmunt Bauman, sociólogo y filósofo polaco dice que «ahora todo es líquido, fluye, se te va…»

Por eso hay que meterse en la corriente de ese río que no cesa y no quedarse en la orilla esperando.

¿Esperando qué?

Aprende de los que se atreven a navegar. Incluso a contracorriente. En este libro hay algunos.

 

Por Juanjo Azcárate

Consejero Delegado de CCC

«Epílogo» del libro «EMPRENDEDORES MADE IN ÁLAVA».

 Autores: Andrés Goñi, Sergio Tejero.

Editado por la Diputación Foral de Álava y Radio Vitoria.

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Para ganar dinero en Internet, ¿en qué sector hay más oportunidades…?

Esta preguntita me la hizo hace unos días un amigo que necesitaba temas para una conferencia que estaba preparando.

Yo -le dije- suelo responder a estas cuestiones con tres palabras: yo qué sé…»

¡Ay! Si yo supiera dónde está el tesoro… ¡Ya hubiera ido a buscarlo!
Los aciertos y los errores en Internet son tan variopintos que es difícil situar la cosa.
Cada persona, cada emprendedor, tiene modos diversos de captar oportunidades que puedan convertirlas en negocio digital. Y en eso tiene mucho que ver inteligencias, capacidades, competencias, percepciones, informaciones, contactos, hábitat, familia, experiencias, formación…
Pero pasar de la visión de la oportunidad a transformarla en un proyecto empresarial con todos los sacramentos, supone un proceso complejo que, casi siempre empieza por encontrar quien te acompañe, quien invierta y quien ayude a gestionar la empresa para llevarla a la rentabilidad.

Los fundadores de Google, Page y Brin, presentaron su idea a Paul Flaherty en Alta Vista que en aquel momento tenía más del 50% de las búsquedas en Internet.

Flaherty no tuvo «vista alta» y dijo NO a lo que luego fue Google… Supongo que seguirá tirándose de los pelos.
¿Tuvo poca visión para olfatear lo qué luego sería una convulsión para Internet y para el Mundo?
¿O fallaron Page y Brin en no saber explicar a Flaherty la potencia de su idea…?
O, quizás, ¿tampoco Page y Brin sabían hasta donde alcanzaría el desarrollo de su proyecto…?
Esos interrogantes no se despejarán nunca. El porvenir de las ideas no es fácil anticiparlo. Confluyen siempre tantas circunstancias… ¡Y personas!

La idea de un proyecto en Internet, o fuera de Internet, que se convierta en dinero puede estar en todos los rincones de la vida, de la economía, de las ciencias… y de la mente de cualquier persona. Pero el camino que lleva de las musas al teatro, o sea, el recorrido entre el sueño a los beneficios, es arduo. Detrás de una idea hay un autor que tiene que saber empujarla por el camino adecuado cosa que no siempre sucede. Algunas nos cambian la vida y hacen a sus dueños millonarios. Otras van de una a otra ronda de ampliación de capital y no logran transformarse en economía «real».
«El ratio de éxito» que manejan los inversores en «startups» es de 1 de 10. Algunos llegan a 2 de 10…
¿Por qué tantas ideas fracasan? ¿Por qué otras aciertan? Y ¿por qué los inversores no suelen tener un ratio de aciertos más alto…? ¿Falla la “vista”? ¿O el acompañamiento en la ejecución de la idea…?
En Internet hay negocios de éxito en el mundo del vino, del menaje de hogar, de la alimentación, de los viajes, de los coches, de la inmobiliaria, la cosmética, la medicina, la moda, la literatura y la música, el arte, los zapatos, los relojes, las aplicaciones móviles, el sexo, los juegos, la mujer, la educación, los niños…¡Sería interminable la lista!

@AlejandroVesga, Director de la revista Emprendedores, en una entrevista de Radio Vitoria, habló de los «frikinegocios» ¡que también existen! Por ejemplo vender balas para matar «zombies», pantalones antirrobo de carteras, o transformar las cenizas de un fallecido en un CD…

Pasar de emprendedor a empresario implica recorrer un buen trecho. Hacer que una idea se convierta en dinero necesita pasión, trabajo, persistencia, acompañamiento, gestión, equipos… ¡y dinero, claro!
Las tendencias que mueven y van a mover la sociedad descubrirán nuevos negocios. ¿Qué oportunidades abren ante nosotros la dependencia, la tercera edad, la salud, el ocio, la tecnología, las ciencias de la vida, la medicina, la psiquiatría, la astrología, la naturopatía, el deporte, la alimentación, la atención a las personas solitarias, los «singles», la justicia, la sociedad civil, los países emergentes… ¡Tampoco aquí hay límite!
¿Cómo descubrir esos huecos de «necesidades» que nadie siente pero que esperan que alguien las despierte? ¡Misterio! Esas “necesidades que nadie necesita» es en lo que creía Steve Jobs y en ellas trabajó e hizo lo que hizo. Incluso con nuestra forma de vivir y de trabajar. E inspiró a muchos otros a seguir.
Y como ya es sabido la llamada «economía digital» lo va a envolver todo, lo va a cambiar todo. ¡Atentos!

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El dolor de una Madre

El 5 de Abril me dieron las 4.30 de la madrugada del Viernes Santo delante del televisor. Estaba asistiendo en directo por «GiraldaTV» y «La 13» a «La Madrugá» de Sevilla.

Me sentí abducido por un espectáculo sobrehumano y religioso, que veía por primera vez. ¡No había podido imaginar tales dimensiones de emoción y fascinación.

Cuando algún amigo sevillano me había relatado detalles de «su» Semana Santa, bromeaba con sarcasmos irrespetuosos de los que ahora me arrepiento:

    – «¡Pero si esas vírgenes son sólo unos palos que sostienen una cabeza y unas manos de yeso! ¡Y luego lo cubren todo de ropas y capas doradas y brillantes…!»

Ya. Pero lo que vi por la tele en «La Madrugá» del Viernes Santo no va por ahí.

A las 10 de la noche dejó de llover en Sevilla y las 6 Hermandades pudieron ponerse en marcha. La espera de las miles de personas que llenaban calles y plazas era angustiosa. Costaleros, capirotes, músicos, cofrades, capataces…, y un sin número de personas que durante todo el año trabajan para ese momento, vivían en suspenso el transcurrir de los minutos.

Y comenzaron a salir de sus iglesias y santuarios La Esperanza Macarena, El Jesús del Gran Poder, La Esperanza de Triana, El Silencio, Los Gitanos, El Calvario… Entonces es cuando dejé casi a oscuras la habitación y entré por la ventana del televisor en «La Madrugá» de Sevilla.

Ni los toros en la plaza, ni el fútbol en el campo, ni el golf en el green se ven con la precisión que proporciona una buena transmisión por televisión. Y ahora añado las procesiones en Sevilla. No voy a entrar en las vivencias de asistir en vivo a ese y a otros espectáculos…

Permanecí durante horas sobrecogido viendo en primer plano el fulgor de las velas, los palios recargados de platas y oros, los rostros dolorosos de las vírgenes y los de Jesús, las caras absortas de los espectadores en calles y plazas, algunos secándose las lágrimas. Y el recogimiento, el silencio, las saetas, los gritos, los aplausos, los piropos…

Las zapatillas de los costaleros sobresalían levemente bajo las cortinas de los sagrados ingenios. Se movían con pasitos mínimos al ritmo de las cornetas y tambores… La música, entre militar y mortuoria, me estremecía.

Me sentí envuelto en aquella subyugante coreografía creada siglo tras siglo por artesanos y artistas religiosos pero, sobre todo, por la devoción de un pueblo entero que ha ido dando forma ritual al dolor de una Madre ante el martirio de su hijo. «La Madrugá» es algo que es más que una tradición, una conmemoración o una fiesta de alcance mundial.

España es un estado aconfesional y dicen que por eso han quitado los crucifijos de algunas escuelas. Pero en el calendario oficial seguirá estando la Semana Santa, el Jueves Santo, el Viernes Santo, la Pascua, la Navidad, los Reyes Magos… y todos los Santos patrones que dan nombre a nuestras innumerables fiestas. ¿Quién puede atreverse a suprimirlos? En estas festividades no hay recortes posibles.

En Francia, el Viernes Santo es un día de trabajo normal. Francia es un estado laico y, como en otros estados europeos, todavía les queda la fiesta de la Navidad cristiana. Pero poco más.

En España nuestras raíces católicas son muy profundas y no se pueden arrancar. Y aunque la educación proponga la religión como una opción, los niños hacen la primera comunión por los regalos y el festejo que supone.

Hace unas semanas hicimos con la familia una excursión por La Rioja y paramos en Santo Domingo de la Calzada, donde dice la tradición que «cantó la gallina después de asada».

Sobre uno de los altares hay una jaula con un gallo y una gallina. Una curiosidad para nuestros nietos, pensamos… Pero lo que les impactó fue el gran Cristo crucificado, con la sangre en el costado, las manos y los pies clavados y la corona de espinas. Todavía son pequeños y no habían tenido delante la crueldad de esa imagen. Es que van a colegios «seglares»… Yo, a su edad, y por la educación católica que me dieron, ya había asistido a muchos Via Crucis.

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